Fragmento – Cuento: «La Alegría De Volver»


Fotografía: Ana Jiménez Calaf

(…) Me parece que las cosas que le hacen viajar a uno a ese lugar imposible de llegar en cuerpo y alma, son cosas invaluables, pequeñas cosas como el rayón de una crayola sobre la pared, una carta, un cuaderno, una huella sucia en la puerta o el olor de fruta en la alforja de papá. Así pude llegar hasta mi niñez en tan solo un segundo, bastó abrir la habitación de mis padres. Gracias a esas pequeñas cosas, de otra manera no se puede llegar hasta allí. Hasta el abrazo memorable de papá, por ejemplo. Papá esa noche había enloquecido por completo. Veo en ese rincón su alforja. Hermoso bordado. Lo recuerdo, sonrío, sí, había enloquecido. Empezó a abrazarnos uno a uno, mi hermano y yo lo mirábamos. Sus ojos estallaron, su sonrisa parecía contrastar con el paraíso. Ese era papá, nos dimos cuenta de que lo extrañamos mucho, aunque nunca se había ido, pero es que… ese era papá. Sus manos aparentemente no son tan fuertes, pero sus abrazos pueden inmovilizar cualquier corazón solitario. Los abrazos de mi padre son el perfecto hogar para la vida que se ha quebrado y no puede reconstruirse.
(…)

*Fragmento: «La alegría de volver».
~Lincol D. Yzaguirre T.

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